Noviembre. 2012. Vuelvo
a casa. Ojalá fuera por Navidad, pero no, las navidades las pasaré sola (sin
familia quiero decir). Pero volví a casa el mes pasado, volví con los míos un
par de semanas, justo después de mi gran semana en Colonia. Y me encontré con
todos, con mi familia y con mis amigos.
Volví a ver a mis nenes
preferidos: Esteban, Carles y Sara. Y estaban como siempre, adorables,
traviesos, juguetones y preguntones también.
Cené en casa de Ana, como todos
los viernes, porque hay cosas, hay costumbres que no puedes perder. Y una de
ellas son las cenas de los viernes, y otra el café de los sábados, con Marta,
Raquel, Pasqual, Javi, Sabino, Vero y Carla. Esos cafés de los últimos
cotilleos, pero donde no se cuenta nada hasta que el café está servido en la
mesa. Hay cosas que no pueden perderse nunca, rutinas tontas pero que te hacen
sentirte como en casa. Y eso hacen los amigos, te hacen sentir que estas en
casa. Que ya puedes haberlo pasado mal, sentirte sola, fuera de lugar, que
cuando vuelves con tus amigos, vuelves a casa. Porque ellos también son tu
familia.
Pero aunque me pierda la
noche buena, la navidad, los santos inocentes, el fin de año y el año nuevo,
vuelvo a España en Reyes. Y eso no me lo quita nadie. Puede que no esté en casa
precisamente para Reyes, pero casi… Y este año los Reyes son especiales. No les
he pedido libros, ni juegos (ya sabéis lo ludópata que soy), ni pelis, ni ropa,
ni nada de nada. Este año no les he pedido nada, y sin embargo me van a traer a
alguien. Y eso es mucho mejor que todos los libros, todas las pelis y todos los
juegos del mundo juntos.
Estoy un pelín triste. Sabéis
cuando alguien pregunta: “Y las navidades, ¿bien o en familia?”; pues yo las
necesito en familia, aun cuando no deje de discutir con mi hermano, aun cuando
mi madre se vuelva loca y se enfade con todo el mundo (porque vienen todos a
casa y no hay nada listo), aun cuando me estalle la cabeza de escucharlos a
todos juntos cenando en el comedor, aun cuando vuelvo de fiesta a las tantas y
me encuentro a mi familia jugando al parchís de 6 (con mi tío y mi abuelo
haciendo trampas, y mi padre contando los posibles movimientos de todo el
mundo), aun cuando mi tío Andrés nos enseñe el culo como todos los años, aun
cuando… cuando pase cualquier cosa que pase en navidades. Yo las necesito en
familia.
Pero hoy estoy
contenta, quedan 16 días para que llegue a España, y ayer recibí una caja de mi
familia (casi 3 kilos), con jamón, paté, pipas, turrón, polvorones, mazapanes,…
qué ganas de cosas buenas!!! Porque no sé si os lo he dicho suficientes veces,
pero aquí no saben comer, no saben lo que es cocinar con aceite de oliva, todo
el día con la mantequilla, y el picante…
Anoche me emborraché de
jamón serrano… Dejadme con lo mío, que ahora estoy contenta.
Os dejo fotos de la
última comida en casa antes de venirme otra vez a Lynmouth. Eso sí es una
paella como Dios manda.
Besos,
Pi
P.D.: Javi, te echo
mucho de menos. Y tengo muchas ganas de ir a Sevilla, pero contigo.