Aunque este sea un cuento muy bonito, no por eso vamos a contar mentiras, así que cuando la princesa llegó al reino del Dragón, ésta tuvo que esperarle porque el Dragón llegaba tarde. Cientos de cosas pasaron por su mente en aquel momento. Había imaginado mil maneras de encontrarse con el Dragón la primera vez, pero en lugar de esto se encontró sola, en un reino que no conocia, con un idioma que no conocía y con la cara de tonta que se le quedan a las princesas en un momento así.
¿Y si el Dragón se había olvidado de ella? ¿Y si se había arrepentido?
Pero poco tiempo tuvo que esperar para saber la respuesta, pues el Dragón llegó en ese momento, y todos los temores de la princesa de disiparon en cuanto lo miró a los ojos, unos ojos chiquititos, chiquititos... tan bonitos... (que cursi me pongo cuando quiero...).
El Dragón llevó a la princesa a su castillo, un lugar mágico, pequeño pero muy acogedor, en el que la princesa se sintió como en casa desde el mismo momento en el que lo pisó.
Pasaron los días, y la princesa estaba cada vez más encantada con aquel Dragón, al que conocía de muy poco. Y al mismo tiempo que pasaban los días, la princesa sintió que el Dragón dejaba de serlo poco a poco. Con cada palabra, cada sonrisa, cada mirada del Dragón, la princesa, sin poder evitarlo, sintió como aquel bicho gigante se iba convirtiendo en un apuesto caballero.
Tengo que añadir que el cambio surgió por los detalles del animal. Le preparaba el desayuno todos los días, la despertaba cariñosamente cada mañana, no dejaba que la princesa se cansare ni un segundo, se pasaban el día hablando, tanto de cosas importantes como de otras banales, paseaban juntos cogidos de la mano o abrazados...
El caballero, en uno de esos días, le regaló la flor más bonita del mundo. Una flor mágica, pues ésta no se marchitaba con el tiempo. Tuvo los mejores detalles con ella, le presentó a sus amigos, la sacó a ver el reino, y en una de las cenas que tuvieron le propuso un trato: ser novios por 24 horas.
La princesa estaba encantada. Se le notaba en la cara lo feliz que era, aunque el trato podía haber sido por más tiempo... pero no se hizo esperar, y el día de fiesta nacional del reino, el 11 del 11, el ya caballero le propuso ser novios indefinidamente, bueno, al menos hasta el año 2040... y ella aceptó.
Cierto es, que más tarde se arrepintió del trato, porque el caballero habia ingerido una serie de bebidas que podían despistar sus sentimientos, así que suspendió el trato hasta el día siguiente.
Esa noche, cuando estaban en el castillo del caballero con sus amigo, éste, sufrió un pequeño accidente por culpa de los brebajes que bebió durante el día, y tuvo que ser atendido de urgencia con risas, fotos y demás.
Pero al final se quedó en un susto, y al día siguiente, el caballero le volvió a repetir el trato y la princesa no se lo pensó dos veces. Aceptó sin ninguna duda, sin ningún reparo y con mucha, mucha ilusión.
Dos días más tarde, la princesa tuvo que abandonar el reino del caballero y volver a casa. Fue un día muy triste. Su corazón quedó destrozado porque sabía que tardarían en volver a verse... porque se había acostrumbrado a él... porque ahora necesitaba verle, y sentirle, y tocarle y hablarle todo el tiempo...
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado (por el momento...).
Pi
P.D.: me lo he pasado genial, ha sido la mejor semana del año, y me acuerdo de todos y cada uno de los amigos de Javi.
P.D.2: Javi: ha sido increible, no me lo imaginaba así...
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